lunes, 26 de enero de 2009

De la Terapia de Terapeutas a sus propios Familiares



Mucho se escucha y es una creencia generalizada en Terapia que no se debe hacer terapia a los amigos y familiares, esta creencia está en cualquier ámbito del campo de la Salud, sea en Psiquiatría, Psicología, o cualquier otra terapia, que el tratar o dispensar terapia a un familiar es inconveniente, complicado y no recomendado, es muy común que los terapeutas refieran a sus colegas o otros terapeutas los casos o pacientes que son de su propia familia (imagen tomada de la web www.humor12.com).

En mi caso particular y en la observación de este fenómeno muy difundido a nivel mundial en nuestra cultura, he podido observar y constatar lo que parece ser el impedimento o la dificultad de dispensar terapia a los propios familiares y/o amigos.

La Identidad está conformada por dos polaridades, una es la de La Personalidad, gobernada por el Ego, y la otra por La Esencia, liderada por el Alma y el Espíritu. Nuestra sociedad, nuestra sociocultura  (La sociedad occidental) está dirigida a reforzar a la personalidad, al Ego, y muy poco a la Esencia. El Pensar que el "Mundo" es como ¨yo¨ creo debe ¨ser¨..., y no como "És" trae una marea de conflictos en las relaciones humanas en general,... "El Mapa no es el Territorio" decimos en PNL, es decir, que aunque yo tenga una representación mental del "Mundo" ésta no es "La Realidad"...
 
En una relación o vínculo de cualquier índole, siempre y cuando la comunicación es posible, lo que impide desarrollar eficazmente una terapia son los conceptos de: proyección, de transferencia,  de propiedad y/o territorialidad; que encontramos frecuente en el núcleo familiar o en una relación íntima o estrecha, es decir, existe la tendencia a pensar que el otro no es un "otro" (un otro Yo como Esencia), si no que es una prolongación del "mi mismo" (La Personalidad) y no se entiende porque no ve el que uno si ve, no comprende como el cónyuge o el hijo o el amigo no escucha lo que uno le transmite con el sentido que el terapeuta lo transmite. Y este cónyuge o familiar o amigo cercano también se experimenta como objeto propio, como parte de mi mismo, con lo cual se tiene el deseo de ubicarle o ponerle donde yo piense que debe estar y/o ser.

Como esta sensación o creencia no es unilateral si no que es una misma creencia vivida de manera simultánea pero sentida y vivida de manera diferente, es aquí en este punto donde se genera el conflicto, el deseo de sanar al otro se hace mas fuerte y se pierde el norte, y la disociación necesaria para poder guiar o curar al otro en su propia necesidad y comprensión queda distorsionada, trabada y obstruida.

Para poder hacer terapia o curación a un familiar cercano, es indispensable la disociación de uno mismo, separarse de sus deseos, interpretaciones y pulsiones, hay que establecerse en el lugar de la tercera persona, el "Observador" del otro y de uno mismo para poder llevar a cabo y desarrollar la terapia.

De este modo podemos ayudar al otro desde su propia necesidad, herida, convicciones y objetivos y no de los nuestros. La PNL y otras disciplinas de trabajo y desarrollo del conocimiento de uno mismo son indispensables para lograr este estado de "Observador", conductor o tercera persona en el Campo de la Terapéutica.